Uno de los centros de interés del alumnado era la caza, por lo que se propuso esta actividad para trabajarla. Concretamente, estudiamos las diferentes formas de rastreo de un animal. Entre las diversas formas que existen, trabajamos tres de ellas: por el olor, por las huellas y por los rastros que van dejando (por ejemplo, marcas de sangre si está herido).
La actividad consistía, pues, en seguir un olor, seguir unas huellas y seguir rastros de sangre (hechos con pintura roja).
Hay diferentes técnicas para seguir cada rastro: por ejemplo, para rastrear una huella hay que tener en cuenta la dirección que ésta marca para ver hacia dónde se dirige el animal, y en el caso de la sangre podemos observar la cantidad que hay, la altura a la que está en el tronco de un árbol, si esta fresca o seca, etc.
Así, el alumnado estuvo muy motivado y entusiasmado siguiendo las huellas hasta encontrar la cornamenta de un venado (una real), estuvieron siguiendo rastros de sangre por árboles y rocas hasta dar con el cráneo de una cabra (disecado) y estuvieron identificando el olor del orégano durante todo un recorrido hasta encontrar un bote con dicha especia.
Esta actividad trabaja, entre otros, la orientación espacial, el trabajo en equipo, la cohesión de grupo, así como el respeto y cuidado del medio ambiente.